jueves, 1 de mayo de 2008

Artículo Mayo 2008

Santa Teresa decía: "Cuando ayuno, ayuno, cuando perdices... ¡perdices!" Este dicho parece resumir muy bien una característica de nosotros los católicos: Los católicos sabemos vivir intensamente los períodos litúrgicos de la Iglesia. Este año comenzamos la cuaresma más temprano que nunca, y nos esforzamos por vivir este período de oración, penitencia y ayuno. Ahora nos toca ¡CELEBRAR! El mes de mayo viene colmado de fiestas y solemnidades: la Ascensión del Señor, Pentecostés, Día de las Madres, Santísima Trinidad, Corpus Christi y para cerrar el mes también la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Estas fiestas no son simplemente una conmemoración de algún evento significativo en la Iglesia, sino que deben ser principalmente períodos para que nuestras almas se preparen a recibir las gracias de Dios, para que cada tiempo litúrgico sea ocasión de profundizar en los misterios de su amor, y para que cada año nos forjemos más a imagen de Cristo mismo.



El celebrar mayo como el mes de María es algo que nos entusiasma de manera particular. ¿Por qué? Porque así como María: "...guardaba todas estas cosas en su corazón", de la misma manera cada uno de nosotros debe meditar, profundizar y saborear espiritualmente estas fiestas de la Iglesia para que cada uno enriquezca su corazón, aliente su fe y esperanza, y refine su amor. Imitemos a María guardando en nuestro corazón estos acontecimientos; meditemos en los episodios de la historia de la salvación que estas fiestas marcan; celebremos estas solemnidades en nuestras parroquias para compartir la fe con nuestros hermanos y fortalecernos con nuestro testimonio mutuo; y sobre todo para crecer en nuestro amor a Dios.


Este mes no podemos dejar de mandar un saludo y un abrazo con mucho cariño a todos nuestras madres y abuelitas en el día de las madres. Qué labor tan trascendente tienen en sus manos formando a los hijos en el calor del hogar. Muchas de ustedes son verdaderas heroínas que solas han sacado adelante a sus familias: trabajando, educando, formando, atendiendo el hogar, pero sobre todo enseñando la fe. Qué Dios las colme de bendiciones y sobre todo les siga dando esa generosidad que desborda de sus corazones para amar y darse a los demás.


Este año Dios tiene planes muy específicos para Guadalupe Radio y Hombre Nuevo y tú eres un protagonista esencial en este nuevo capítulo de esta aventura de amor. Este Año del Milagro lo haremos posible todos juntos; con fe, mucho amor a Dios y a mis hermanos, y con una esperanza que nos mueva a la acción apostólica y a la generosidad.


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