Cuando Dios se hizo hombre, el amor se hizo invencible. Ciertamente Dios siempre ha sido invencible. Dios también siempre ha sido Amor, como afirma San Juan. Pero en la razón de los seres humanos, oscurecida por el pecado original, la omnipotencia de Dios y su amor invencible eran del todo cuestionables. “¿El amor más fuerte que la violencia, que las armas, que el dinero? ¡Nunca!” Nada más hay que ver como el mismo pueblo de Dios desconfiaba una y otra vez de la providencia y de la fidelidad de Yahvé.
Cristo cambió todo eso. El Niño Dios es Hombre como tú y yo. Con su encarnación, el Amor Divino se une al amor humano y lo transforma en algo profundo y duradero. Pero es más: los actos de amor de los seres humanos -ahora unidos a Dios- se hacen Divinos, Todopoderosos, Invencibles; son capaces de derrotar el pecado y la muerte.
¡Qué gran misterio es este poder que Dios ha depositado en nuestras manos! Somos seguidores de Aquel que murió en la cruz, un fracasado a los ojos del mundo. Sin embargo su Amor venció el pecado y destruyó la muerte, las cadenas que arrastraba la humanidad desde Adán y Eva.
¿No dudamos nosotros de Dios y de la omnipotencia de su Amor? ¿No es por eso que nos aferramos a falsas seguridades, dinero, bienestar, dominando nuestras relaciones interpersonales, etc.? ¡Qué angustiada, miserable existencia es aquella que no se deja transfigurar por la Persona de Cristo… comenzando precisamente en Belén!
Este es el Misterio en el que nos envuelve el Niño Dios: Amor que es y hace invencible. Como José y María, hay que dejarnos envolver, dejar al Niño Dios encarnarse en mí en esta Navidad. Dejar a un lado las falsas seguridades y controles para aprender a amar; hacernos vulnerables con Cristo para luego triunfar, resucitar, con Él. El Amor vence siempre, como Cristo ha vencido. ¡Feliz Navidad!
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lunes, 1 de diciembre de 2008
Artículo Diciembre 2008 - El amor se hizo invencible
Publicado por Café con Fe en 8:00:00 a. m. 0 comentarios
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