Artículo Diciembre 2007 - Encarnación del Amor

¿Por qué un enamorado se piensa tanto declarar su amor a la amada? Porque al demostrar tu amor te haces vulnerable a ser rechazado. ¿Por qué duele tanto a un padre de familia ser rechazado o maltratado por un hijo? Porque ya le entregó su vida, su tiempo, su cariño, su persona… en una palabra: le ha entregado su amor.

Es admirable pensar que todo un Dios todopoderoso, se quiera hacer vulnerable, débil; en palabras del Evangelista Juan: se hizo carne. ¿Qué le mueve a Dios para dejar su trono y entrar en la realidad humana, en el tiempo y hacerse un niño necesitado en brazos de María? Tu corazón. Dios no se puede contener el amor que te tiene y te lo declara sin velos ni secretos. Tu confianza, tu amor, el ayudarte a perder el miedo al acercarte a Él, esta es la pasión que Dios no puede suprimir. Y esa declaración de amor incondicional lo hace vulnerable: Lo puedes aceptar y corresponder o lo puedes rechazar.

Pero el Niño Dios es también un hombre como tú y yo. Con su encarnación, el Amor Divino se une al amor humano. No solamente transforma el amor humano en algo profundo y duradero. Los actos de amor de los seres humano, unidos a Dios, se hacen divinos, todopoderosos, invencibles, capaces de derrotar el pecado y la muerte. Este es el misterio en el que nos envuelve el Niño Dios. Como José y María, hay que dejarnos envolver, dejar al Niño Dios encarnarse en mí en esta Navidad para que no temamos hacernos vulnerables con Él. Hay que creer con todas nuestras fuerzas que el Amor vence siempre, como Cristo ha vencido.

Muchos de ustedes se unieron a Dios con valientes actos de amor y generosidad en este pasado Radiotón. Que Dios se los pague. No sabremos todo el fruto que Dios sacará de estos sacrificios hasta que entremos en la eternidad. Hagámonos como niños y dejémonos envolver, llenos de gozo, asombro y confianza, por el Misterio de Belén.

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Artículo Noviembre 2007

El amor vence siempre, como Cristo ha vencido. Palabras que Juan Pablo II proclamaba en un estadio lleno de jóvenes que buscaban sanar el sufrimiento de su nación, Chile, que confundía la justicia social con lucha y odio de clases; dividida por rencores por los abusos perpetrados. El mensaje del vicario de Cristo en aquel entonces llevó a todo un país a buscar la solución en el amor y sacar adelante una nación a través de la reconciliación y la ayuda fraterna.

Hoy el eco de ese grito de Juan Pablo II resuena en nuestros corazones. Sólo con el amor se salva al mundo, sólo con el amor puedo sacar adelante a mi familia, sólo con el amor puedo sanar las heridas del pasado. Ese es el mensaje del Congreso de la Familia.

A veces nos hacemos la pregunta: por qué el mundo está pasando por tantas crisis de fe, violencia, abusos, miedos, relativismo. La respuesta es muy sencilla: porque no hay amor en nuestras familias. Amor con “A” mayúscula; amor que es entrega, servicio, aceptación. Si no cambio mi comodidad por servicio a los demás, si no dejo mi egoísmo por una generosidad incondicional, si no derribo mi orgullo y soberbia con humildad y caridad, si no me aparto de mis ansias de justicia y opto por el perdón, el amor, y la misericordia, si no tengo estas condiciones, mi familia no será la Iglesia doméstica que Dios quiere. Y ese Amor sólo puede salir de un corazón que tiene a Dios.

No hay familia que tenga delante de sí un panorama fácil para formar hijos felices y amantes de Dios. El Congreso de la Familia este año más que nunca nos va a ayudar a conocer la fuerza del amor, y a Dios como la única fuente de ese amor.

Noviembre es un mes para dar gracias. Que este año nuestra oración de acción de gracias sea por tantas bendiciones recibidas en nuestra estación, y que Dios y su Santísima Madre sigan infundiendo generosidad en los corazones para que esta obra de evangelización alcance las alturas que Él tiene planeadas.

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Artículo Octubre 2007 - La Gran Batalla

Era el 7 de octubre de 1571. El norte de Europa se enredaba en interpretaciones de versículos bíblicos y en conflictos políticos, a causa de la reforma protestante. Los imperios estaban ocupados con sus nuevos territorios en Asia, África y América. Nadie se dio cuenta que los musulmanes de Turquía estaban a punto de invadir todo el Sur de Europa. Sólo un hombre, Juan de Austria, estaba dispuesto a enfrentar el enemigo.

Las dos armadas se encontraron en el golfo de Lepanto. Los musulmanes en formación de luna naciente con una flota poderosa, invicta; los cristianos –la Liga Santa– con pocos barcos, en formación de cruz y con una imagen de la Virgen de Guadalupe en la nave que encabezaba su flotilla. Toda la esperanza de la Cristiandad reposaba en estos pocos hombres valientes, solos ante un enemigo prácticamente invencible.

Hoy a nosotros, nos pasa algo parecido. Los enemigos de Dios parecen formidables, invencibles. Las injusticias de este mundo claman al cielo; la tarea de aliviar el sufrimiento y la soledad de los hombres, la esclavitud del pecado, sobrepasa del todo nuestras fuerzas. ¡Cuantos problemas nos afligen a cada uno en nuestra vida diaria! Hoy hace falta lo mismo que hizo falta entonces: valentía, generosidad y fe.

La imposible batalla de Lepanto se ganó porque el Cristianismo contaba con un arma secreta: todos, por orden del Papa San Pío V, estaban rezando el santo rosario. Y porque unos pocos estaban dispuestos a jugarse la vida para salvar a los demás. Octubre, el mes del rosario, conmemora este triunfo y hoy nuevamente el rosario será el medio para conquistar este mundo para Cristo, comenzando con nuestras familias. Guadalupe Radio nuevamente es punto de lanza para ganar esta batalla. Sigamos luchando con la certeza del triunfo.


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Artículo Agosto 2007

Este es nuestro primer espacio de "Café con Fe" en el boletín mensual y coincide con este número en el que celebramos los veinte años del programa de radio de Hombre Nuevo. Hoy Café con Fe, lo mismo que el resto de la programación de Guadalupe Radio, crece bajo la sombra de lo que fue aquel primer esfuerzo de darle una fuerte voz a Cristo en los medios de comunicación.

El 16 de Agosto de 1987 salía al aire un programa católico en un estación de radio en su mayoría protestante, que cambiaría el área de Los Angeles para siempre. Veinte años después, gracias a la labor del Padre Juan Rivas y Hombre Nuevo, esta región no es la misma. Hoy más católicos conocen su fe, están enamorados de su Iglesia, y sobre todo se han comprometido a trabajar en la evangelización con un celo ardiente por llevar más almas a Cristo.

El Café con Fe recibe esta herencia con gran orgullo y responsabilidad. Queremos ser un programa en el que el mensaje de amor de Jesucristo llegue a todos de una manera clara, sencilla y amena, pero sobre todo que entusiasme a los oyentes a vivir con alegría, pasión y convicción su fe en Cristo, el Amigo que nunca falla.

Nuestra meta es que el Café con Fe siempre sea un espacio para ver el mundo con los ojos del evangelio; una visión del mundo que se contrapone a la cultura de la muerte, una manera de ver la vida con la lupa del amor.

En este veinte aniversario es imperativo exclamar una palabra: GRACIAS. Primeramente a Dios Nuestro Señor, a su amorosa Madre, y también a ti, amigo y amiga que con años de oración, sacrificio y generosidad, has bajado la señal desde el cielo en la que escuchas tu Café con Fe.

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