jueves, 20 de mayo de 2010

Todo por Él

Deposito, Jesús de mi vida,
todas la cosas que tengo que hacer en este día,
en tu Corazón Divino y las empapo en tu Sangre Preciosísima,
para que no sean para mí
carga que me oprima,
preocupación que me turbe,
espina que me quite la paz.
Sino que cada ocupación sea para mi
un acto de amor a Ti.
Que le dedique a cada una su tiempo, con calma y tranquilidad;
sin que antes de hacerla me cause ansiedad,
ni después me quite la atención.
Sino que en cada instante permanezca
hundido mi espíritu, en la paz dulcísima
e inalterable de tu amabilísimo Corazón.
Concédeme que cada uno de los que tengan que tratar conmigo,
puedan ser más dichosos por ello.
Inspírame en cada hora de este día lo que diré,
y concédeme la sabiduría de un corazón amante
que pueda decir lo que sea justo de una manera justa.
Ayúdame a entrar en la mente de todos lo que hablan conmigo
y hazme percibir los sentimientos de cada uno de los presentes.
Dame rápida apreciación de las pequeñas bondades,
para que pueda estar dispuesto a concederlas y agradecido al recibirlas.
Haz que me dé cuenta rápidamente de los sentimientos y necesidades de los demás
y da a mi corazón el anhelo de ayudarlos.
Amén.

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